A veces es como si alguien jugase con nosotros, como piezas de un rompecabezas. Como fichas de un juego de mesa, donde el que decide tus movimientos es el típico dado de seis caras. Pero la cosa se complica cuando la palabra "derrota" va escrita en cinco de las seis caras del dado. Y te toca tirar. Y claro, la estadística ha jugado en tu contra desde que has decidido tirar el dado, aunque no lo has decidido tu, simplemente sabes que debes hacerlo. Y tiras, y te derrotan. Y vuelves a tirar, y estas jodido de nuevo.
Pero estamos aquí para jugar. El uno frente al otro. Pocas probabilidades a nuestro favor, y unas manos bastante temblorosas para mover ficha. Da igual cuanto nos lo pensemos, siempre nos tocará tirar.
Cada tirada es uno de los pasos que damos a diario. No calculamos nuestros movimientos, estamos predestinados a darlos. Y la vida nos ha colocado aquí, el uno frente al otro, después de mucho tiempo pasando al lado sin saberlo. Y ahora solo nosotros podemos decidir como va a caer ese dado.
Y surge el miedo. El miedo a lo desconocido, el miedo al miedo. El miedo que te tengo y el miedo que me tienes. El miedo que nos tenemos. El miedo irremediable a que no todo sea de color de rosas, el miedo a dar un paso en falso, el miedo que nos mata. Es imposible querer y no temer. Temer que todo cambie de repente, que todo deje de ser. Temer que lo que es hoy no sea mañana. Temer que el plan salga mal.
Acabas haciendo la maleta a ciegas, metes tantos recuerdos inservibles que no puedes ni cerrarla. Te pones los zapatos que mas lagrimas tuyas han parado antes de que tocasen el suelo, y te metes un par de fotos en el bolsillo. No todo lo de hoy va a ser como ayer.
Y ahí en tu ventana es donde se asoma todo lo que viene, todo lo que puedas imaginar. Porque al fin y al cabo, lo imposible es lo que mejor se me da. Y ahí en tu imaginación es donde voy a coger apuntes, para que lo que desees se haga realidad. Mi mente es algo mas sencilla, mi deseo es un tu y yo, aquí y ahora. Y mañana, y pasado. Y así hasta que uno de los dos decida que sus días en este mundo han llegado a su fin.
Tomar apuntes, y gritar "miedo". Porque miedo es lo que todos tenemos, y el miedo nos tiene miedo a nosotros. Yo no tengo miedo de ti, no tengo miedo de nosotros. No tengo miedo de mañana, ni tengo miedo de mis pasos. Y he dejado de tenerlo ahora. El reloj daba las 2 y media de la mañana, mas o menos, y tu cumpliste con tu palabra. Ahora mi reloj da la 1 y media, y yo cumpliré con la mía. Lo que bien empieza.... no tiene porque acabarse.
Y si tienes miedo, agárrate a mi. Y si algo sale mal, volveremos a tirar los dados. Y si algo falla, lo volveremos a intentar. Que no nos mate el miedo, si no tenemos ninguna intención de morir por separado.
Que nos mate la alegría, si nos pilla celebrando que algo nos ha juntado. Que nos mate la envidia, del que quiera, pero no pueda entenderlo.
Alex Guti. Día 1, preciosa.

me encanta lo que escribes! saludos
ResponderEliminarse extraña lo que escribes, ojala puedas hacerlo pronto.. saludos
ResponderEliminar