martes, 24 de septiembre de 2013

La fruta prohibida.

Salpicas mi mala fama con tu alegre despertar. He mordido la manzana prohibida y he acabado plantando un árbol de recuerdos prohibidos. Intentas alquilar una habitación en mi motel de los momentos habidos y por haber. Las habitaciones no son caras, pero dicen que el dueño es un imbécil.
Me contagiaste una sonrisa al dormir agarrada a la almohada que trabaja para mi de psicoanalista por las noches. No es muy habladora, pero sabe escuchar. 
Das luz a las sombras donde habita lo que queda de mi. De lo que fui. Unas ruinas esperando a ser reconstruidas. Pero que clase de persona perdería su tiempo en restaurar algo que no fue valioso ni cuando estaba al 100%? Ya hay que ser idiota para dar un céntimo para pasar la noche en un motel tan mohoso y apartado del mundo. 
El veneno recorre mi cuerpo desde que no tengo el antídoto. Pero dicen por ahí que no solo lo tienes tú. Que pueden curarme otros besos, que bajo tus brazos solo había mentira y poco futuro. El veneno siempre ha estado ahí, es como si no hubieses querido curarme. Es como si solo quisieras mantenerme durante un tiempo, a tu merced, bajo tu mando y tu mirada. Y yo, como un perrito fiel, te daba besos hasta desgastarte para poder vivir un día mas bajo el mismo cielo que tú. Para que? Si sigo igual de enfermo que antes. O quizás más. Más enfermo y menos creyente. Más cerca de creer al del tarot que unas palabras que me hagan sentir algo. Porque ya he sentido muchas cosas con muchas mentiras. Ya he vivido engañado mucho tiempo.
El veneno sigue ahí, tú no puedes pararlo. 
El veneno se extiende, viajando poco a poco hasta el centro de mi alma. Dónde mi lucha interna sigue desmoronando los pilares de lo que soy. Dónde ya no se ni siquiera quien soy. Soy lo que quiero ser, o soy lo que quieren que sea? 
Busco que alguien me cure. Que alguien me devuelva lo que era y lo que siempre quise ser. 
Alguien que llame a la puerta y pida una habitación. Y ella no quiere creer en mi mala fama y me sonríe como si todo fuese a salir bien. Me despeina en un arrebato de pasión y mi almohada no deja de tomar nota de lo que está viendo. Creo que voy a necesitar varias sesiones para explicarle lo que está pasando. Pero quizás las necesite yo primero para entenderlo. 
Es como si todo cambiase de repente. Algo que puede no estar y de repente llega para pedir asilo bajo tu techo. Soy un buen anfitrión, y no puedo negarle una de mis manzanas prohibidas. Hemos llegado hasta aquí cada uno por su camino, así que vamos a pecar juntos. Quizá sea el momento de cometer otro error. Quizá lo que necesitemos en cometer un error los dos a la vez. Equivocarnos juntos debe ser nuestro acierto. Y no hay nada mas acertado que tener a alguien con quien cometer errores. 
Ha tenido que cambiar mucho el cuento para darme cuenta de que el veneno estaba en tus labios, y no en mi interior. He tenido que leerme la historia tres veces para darme cuenta de que yo era la cura a todos tus males, y que fuiste tu la que escogió el camino incorrecto. 

En mi árbol de la fruta prohibida tengo una manzana con tu nombre. Me recuerda que aunque sabiendo que tenías el veneno en cada beso, te besaba como si no hubiese un mañana.
Guardo una manzana venenosa, para el día que decida volver a perder mi tiempo chutándome besos de mentira, y esnifando promesas imposibles.

-Alex Guti. Un clavo no saca a otro clavo. Pero estás oxidada. 

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