La habitación se hace grande. Como si fuera un aeropuerto vacío, por alguna causa desconocida, como si estuviera abandonado, a nadie le gusta ya volar, a veces no está de mas mantener los pies en el suelo. Volar, algo así como dejar que el aire te despeine, levantar los pies y abrir los brazos, dejar que el aire fresco te lleve allá donde alguien te reclame: Dejar de ser dueño de tu destino por un momento, y ser el hijo de la suerte por una décimas de segundo, tiempo suficiente para planear hacía donde sea necesario. Y esos pasillos tan largos, a donde conducen? Como si fuera a encontrar algo a través de ellos yo sigo caminando en la dirección contraria al resto del mundo. Decía Robe Iniesta, que al camino recto por el mas torcido. Y yo sigo la filosofía del masoquista, desde siempre, y de seguir así.. para siempre. Y sigo viendo la habitación demasiado grande, son 4 paredes grandes como el infinito, y un techo al que no llego ni subido a esa escalera que solía usar para buscarte en el tejado. Pero tu nunca estabas en el tejado, ni en la sala, ni en la cocina.. Tu simplemente nunca estabas cuando yo te buscaba. Decidiste jugar al escondite, y creo que contar hasta un millón fue exagerado por mi parte. Tuviste tiempo de esconderte y de encontrar a alguien con quien hacerlo. Y yo aquí, con la venda en los ojos, confundiendo el escondite con el juego de la piñata, dando palos de ciego para buscarte, y claro, no te encuentro. Y tu en tu escondite, y el contigo. Y yo en la orilla, y tu en el barco. Y yo en la terminal, y tu en el avión. La historia de como cuando yo voy tu vuelves, la historia de como llegar tarde a la orilla de tus ojos. Se escucha el eco cada vez que doy un paso en este cuarto sin salida, mis pasos se escuchan lejos. Y sigo atrapado, aquí sin salida posible, como si fuera preso de los besos que no me das, o esclavo de tus ojos al pasar cerca, como cuando bajo la mirada, derrotado, al ver que no haces nada por mirar hacía mi, al ver que tu aire es mucho mas puro si yo no respiro de el. A mi en cambio, me sobra del mio.
Y yo, que al fin y al cabo, solo quiero escuchar tus pasos cada vez mas cerca. El suave vaivén de tu pelo moviéndose hacia un lado y al otro, mientras corres hacía la única dirección que puede interesarme. Cegarme con el brillo de unos ojos claros que reflejan mi propia sonrisa cada vez que los veo. Y puedo seguir pidiendo en esta carta que parece destinada a Papa Noel, pero sabiendo que lo que me va a tocar va a ser carbón, para al menos calentar un poco está solitaria y gran habitación, que construí con forma de castillo, para una princesa que no decidió besar a este príncipe.
Y el jet lag, que no me deja dormir cada noche en esta cama vacía de sonrisas. Y el avión que despegó contigo dentro, y conmigo fuera.
Tu a Londres, y yo a California.
-AlexGuti, jueves de habitación.

No hay comentarios:
Publicar un comentario