Perdí la credibilidad antes de empezar a tenerla. Quizá hablé antes de tiempo o no dije lo que tenía que decir en su momento. La cosa es que la he perdido. La credibilidad, claro. ¿De que iba a hablar si no? ¿De una chica? Sería lo típico, supongo. Y quizás lo más lógico viniendo de mi.
Pero yo ya no hablo de esas cosas. No se, se podría decir que he perdido el interés en irme a la cama e imaginar una vida mejor. Porque para mi estar enamorado casi siempre ha sido eso; un viaje imaginario de esos que se tienen antes de dormir. Invisible. Suelo ser invisible. Menos cuando me ven para decirme que el viaje imaginario es lo que me queda. Prefiero ser invisible, llamadme loco, no soy de piedra, soy de cristal.
¿Cómo le llaman a eso? ¡Amor platónico! Eso es, a eso me refiero. Al amor que tienes, que das, que recibes y que te envuelve, sin salir de tu imaginación. Y quien sabe, igual abres la boca y ese amor es correspondido. O igual no. Y nos aferramos a esa posible negativa. ¡Con lo bien que estamos imaginando todo lo que puede salir bien! ¿No? En fin, somos un pasado derrumbado, un presente tembloroso y un futuro en construcción, no queremos que nadie joda lo que intentamos construir.
Quisiera saber en que piensas ahora mientras no estás leyendo esto. Quisiera saber en que piensas cuando te levantas y en quien piensas cuando te acuestas. Quisiera saber quien fue el último que vio la sonrisa de tus ojos y quisiera saber si tienes planeado quien será el siguiente.
Cambios. Siempre hay cambios. ¿No te planteas un cambio? Una ventana nueva a otra parte, una puerta que se cierra y otra que se abre, un día distinto en un lugar distinto, ¿echas de menos tanto como yo lo que todavía no ha sucedido?
Estoy desequilibrado, esto es un desorden. Un vaivén. A veces voy, a veces vuelvo. Me quedo de camino. Te canto, te pierdo, te encuentro, te sigo, te vas. ¿Pero como vas a irte si todavía no has llegado? Te he imaginado siempre, quizá sea eso: eres producto de mi imaginación. Te he creado yo. Y joder, tengo tan poca imaginación que no he sabido crear a alguien que se fije en mi. Mi imaginación ha abierto el archivador de mi memoria, esa es la única explicación. He creado algo perfecto, demasiado perfecto para mi. Me he pasado de listo esta vez, si es que a esto se le puede llamar "ser listo".
Empiezo a pensar que escribo por una chica. Me siento tan imbécil a estas horas hablándole a nadie de ti... Sobre todo teniendo en cuenta que no se nada de ti, ¿cual será tu color favorito? ¿Te gustará pasear o preferirás sentarte a mirar las nubes? ¿Tendremos algo en común?
De lejos, de cerca. Un día, quizá dos. O igual tres. Con sonrisa o sin ella. Con algo que decir o con un silencio no tan incómodo. Me gusta tu silencio porque me parte por dentro. Me parte por dentro porque no entiendo tus palabras. Me parte por dentro porque le doy mis propias explicaciones a tu silencio. Sólo quiero que me veas cuando quieras verme. Sólo quiero que me sonrías cuando te salga sin querer.
Lo admito, hablo de una chica. De la chica. La que imaginaba, la que imagino, la que veo y la que no me ve. Intenté buscar una melodía que representase lo que siento al verte, pero ninguna nota creaba la armonía que brilla en tu mirada. Acabamos prefiriendo el silencio como medio de comunicación y siempre nos queda la canción a medias. No creo siquiera que quieras escuchar lo que llevo escrito de momento.
Invisible, otra vez. Ojos que no quieren ver, pero que tienen que ser vistos.
Ciegos. Como el amor, si es que existe el amor. Bueno, hablo de eso que nos hace creer en algo. ¿Que digo? Ni que fuese una religión. Aunque podría serlo. Podría estar de rodillas, rezarte, alabarte y hasta me levantaría los domingos por la mañana para ir a tu casa. Escribiría un libro sobre ti y contaría la historia sobre como morí por una causa imposible. Contaré como acabaron conmigo antes de creer en mi. Contaré como luché por ti, pero primero tendré que empezar a hacerlo.
Al final voy a ser el Jesús de los idiotas que bajó a la tierra a buscar a alguien que en realidad vive en las estrellas. Que ironía que vaya a acabar siendo religioso.
Al final voy a ser el Jesús de los idiotas que bajó a la tierra a buscar a alguien que en realidad vive en las estrellas. Que ironía que vaya a acabar siendo religioso.
-Alex Guti, os recuerdo que ya casi es septiembre.

No hay comentarios:
Publicar un comentario